CARDIOLOGÍA
Desarrollo embriológico del corazón
El desarrollo embrionario del corazón se inicia en la tercera semana de vida. Durante el período somático, que concluye a fines del primer mes, el esbozo cardíaco se mantiene como un órgano tubular no tabicado con sus seis segmentos dispuestos en serie: seno venoso, aurícula, proampula, metampula, bulbo y tronco arterial. En las dos semanas siguientes aparecen todas las estructuras septales, que forman un sistema discontinuo, de manera que el corazón durante esta fase es un órgano parcialmente tabicado. La septación se completa en la última semana y media del desarrollo.
La reorganización que experimenta el tubo cardíaco consiste básicamente en tres procesos, que tienen lugar en el extremo venoso, en el arterial y en el segmento ampular. Estos procesos se realizan después que el tubo cardíaco ha adoptado la forma de un asa dispuesta en el plano frontal.
FORMACIÓN Y POSICIÓN DEL TUBO CARDÍACO
En un principio, el tubo cardíaco está situado por delante de la membrana bucofaríngea y de la placa neural. Sin embargo, al producirse el cierre del tubo neural y la formación de las vesículas cerebrales, el sistema nervioso central crece tan rápidamente en dirección cefálica que se extiende sobre el área cardiogénica central y la futura cavidad pericárdica. Como consecuencia del crecimiento del cerebro y el plegamiento cefálico del embrión, la membrana bucofaríngea es traccionada hacia delante, mientras que el corazón y la cavidad pericárdica se sitúan primero en la región cervical y finalmente en el tórax.
Simultáneamente con la flexión céfalo caudal, el embrión también se pliega lateralmente. Como resultado los dos primordios cardíacos se fusionan en sus regiones caudales, salvo en los extremos más caudales.
El corazón se convierte así en un tubo cardíaco en continua expansión que consta de un revestimiento endotelial interno y una capa miocárdica externa. Recibe el flujo venoso por su polo caudal y comienza a bombear la sangre por el primer arco aórtico hacia la aorta dorsal desde su polo craneal.
El tubo cardíaco en desarrollo sobresale gradualmente en la cavidad pericárdica. Sin embargo, en un principio, el tubo permanece unido al lado dorsal de la cavidad pericárdica por medio de un pliegue de tejido mesodérmico: el mesocardio dorsal (nunca se forma el mesocardio ventral). Durante el desarrollo ulterior desaparece el mesocardio dorsal y se crea un seno pericárdico transverso que conecta ambos lados de la cavidad pericárdica. Ahora el corazón se haya suspendido en la cavidad por los vasos sanguíneos en sus polos craneal y caudal.
Mientras se registran estos fenómenos, el miocardio se va engrosando y secreta una gruesa capa de matriz extracelular, rica en ácido hialurónico que lo separa de endotelio. Además las células mesoteliales de la región de seno venoso migran sobre el corazón para formar el epicardio.
De este modo el tubo cardíaco consta de tres capas: a) endocardio, que forma el revestimiento endotelial interno del corazón; b) miocardio, que constituye la pared muscular; c) epicardio o pericardio visceral que cubre el exterior del tubo. Esta capa externa es la responsable de la formación de las arterias coronarias, incluidos su revestimiento endotelial y músculo liso.
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